martes, 12 de marzo de 2013

El árche o principio de las cosas:

Thales primum aquam putavit omnium rerum esse principium; Heraclitus Ephesius, 
qui propter obscuritatem scriptorum a Graecis scoteinos est appellatus, ignem; 

Democritus quique est eum secutus Epicurus atomos, quas nostri insecabilia corpora
nonnulli individua vocitaverunt; Pythagoreorum vero disciplinis adiecit ad

aquam et ignem aera et terrenum. Ergo Democritus, etsi non proprie res nominavit 
sed tantum individua corpora proposuit, ideo ea ipsa dixisse videtur, quod ea, cum sint 
disiuncta, nec laeduntur nec interitionem recipiunt nec sectionibus dividuntur sed 
sempiterno aevo perpetuo infinitam retinent in se soliditatem. 

Ex his ergo congruentibus cum res omnes coire nascique videantur et hae in 
infinitis generibus rerum natura essent disparatae, putavi oportere de varietatibus et 
discriminibus usus earum quasque haberent in aedificiis qualitates exponere, uti, cum 
fuerint notae, non habeant qui aedificare cogitant errorem, sed aptas ad usum copias 
aedificiis conparent.




Tales fue el primer filósofo que pensó que el agua era el arché de todas las cosas. Heráclito de Efeso afirmó que era el fuego debido a la oscuridad de sus enigmáticos escritos fue apodado por los mismos griegos scotinos, el «oscuro». Demócrito, y posteriormente los epicúreos, afirmaron que el principio de todas las cosas eran los «átomos», que algunos denominaron «sustancias indivisibles». Los pitagóricos añadieron al fuego (de Heráclito) y al agua (de Tales), el aire y la tierra. Demócrito, si bien no denominó con nombres propios los elementos constitutivos de las cosas, sí aceptó la presencia de los átomos y, precisamente por ello, afirmaba que, aunque son sustancias individuales, ni sufren daño, ni se pueden destruir, ni partir mediante cortes, sino que mantienen eternamente su infinita consistencia y solidez. Por tanto, como parece que todas las cosas son un conjunto de tales átomos y que se originan a partir de ellos, y además, como los átomos se diversifican en innumerables especies de sustancias, en mi opinión, conviene poner de manifiesto la diversidad y diferencia de sus usos, las propiedades que éstas poseen en las edificaciones, para que, una vez conocidas, quienes piensen construir no cometan ningún error, sino que dispongan de los recursos adecuados y apropiados para sus construcciones.


VITRUBIO LOS 10 LIBROS DE LA ARQUITECTURA, CAPITULO SEGUNDO.



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